El caso es que el fin de semana estuvimos en Camporredondo de Alba, en una casa rural muy chula. El tiempo no acompañó, y el viaje del viernes fue un pequeño infierno por la lluvia y el viento, pero bueno.
Pudimos dar un par de paseos, en los que por supuesto vimos unos ciervos y hasta un buitre caminando por la ladera. Es más, un ciervo inmenso salió de unas matas justo delante nuestro. Lamentablemente como chispeaba había guardado la cámara y no hay foto. (Pero Moni está de testigo, aunque a mi no me creáis a ella seguro que si.)